sábado, 8 de enero de 2011





"Quiciera sufrir todas las humillaciones, todas las torturas, el ostracismo absoluto y hasta la muerte, para impedir la violencia"  Mahatma Gandhi.
                    
                     TODAS LAS TORTURAS
                                                      Una novela de
                                               Alberto Cienfuegos
Roberto Trejos sintió que le llego su día. Ese día que uno intuye será el ultimo de vivir en este planeta. Nunca antes había pensado en semejante cosa en su vida, pero una vez que la idea le llego a la mente fue como un chispazo de pólvora que empezó poco a poco a incendiar su conciencia y su alma, fue así como el comenzó con amor y paciencia a planear su éxodo. Lo primero que hizo fue hacer un préstamo al banco local, el sabia que tenia un crédito impecable y que una vez muerto no podrían cobrarle, el préstamo seria suficiente para que su crió de doce años pudiera ir a la mejor universidad del estado sin necesidad de pasar penurias o pedir limosna a sus familiares. El dinero lo deposito en una caja de seguridad en otro banco donde dejo como única persona responsable a su retoño, colgó la llave en el llavero de el bicho y le dijo que se la guardara para el futuro, el teenager estaba en lo mejor de jugar juegos de video en su laptop así que sin levantar la vista apenas le contesto con un yes indiferente y lejano. Después se aseguro de comprar un seguro de vida de esos que no le piden ningún examen físico y que no importa de que te mueras siempre que pagues la cuota mensual y te pagan según lo acordado, allí fue donde puso de beneficiaria a su mujer Leticia, pero se aseguro de guardar los documentos en la caja fuerte que tenían en el dormitorio principal sin decirle nada al respecto. El siguiente paso fue comprarse un vuelo de ida sin regreso para El Salvador y estando en la agencia de viajes le dio una propina de cinco dólares a la dependiente agradeciéndole a la tipa por todos los viajes que ella le ayudo a hacer en su vida, viajes efímeros a su tierra natal, aun así la dependiente lo miro con una sonrisa extraña, pero le agarro los cinco dólares al cliente sin cuestionarle su actitud, cinco dólares que le servirían a ella para la cena de comida china de ese día. Acto seguido fue a la fábrica donde trabajaba y tranquilamente empezó a sacar sus humildes pertenencias de su locker metálico dejando en la banca del cuarto los uniformes grises de la maldita factoría donde había trabajado veinte años a su llegada como espalda mojada desde su entrañable San Miguel.
El forman de la factoría al verlo que eran las diez y media de la mañana y aun no estaba frente a su maquina dobladora de metal le profirió un insulto en ingles seguido de la pregunta de porque no estaba trabajando, Roberto hizo lo que soñó hacer por diecinueve años, le dijo al manager en su ingles tan peculiar ¨ Take this fucking job and shovel it up to your ass¨, que agarrara ese trabajo y que se lo metiera en el culo, y camino calmadamente hacia la salida de exit seguido por las miradas de admiración, envidia y aplausos de sus ex amigos' de trabajo. Al salir de la factoría paso por su bar preferido y mientras se tomaba unos tragos planeo a lo lindo si la muerte de Julián Restrepo seria lenta, rápida, lenta o violenta y como lograrlo........ 
 La noche antes de irse a El Salvador con el pretexto que su madre estaba enferma, llevo a su hijo a jugar billar a un deli de unos dominicanos los cuales tenían un chupadero ilegal en el sótano y además una mesa de billar, el se tomo unas cervezas y el bicho unos gatorade. Roberto hizo hasta lo imposible porque el mono ganara todas las jugadas de la mesa, le enseño como calcular la fuerza que el taco tiene que llevar para poder meter la bola de billar en el agujero de la esquina sin ahogarse. Después cuando manejaban rumbo a casa el niño le enseño al padre lo linda que estaba la luna, el padre vio al satélite y fue en ese momento que se sintió triste al saber que abandonaría a su hijo justamente como su padre lo había hecho treinta y nueve años atrás al suicidarse borracho al lanzarse al fondo de un pozo. Roberto contemplaba la silueta de su hijo que resplandecía por el luminar de el satélite de la tierra y se pregunto en silencio si su hijo tomaría su misma decisión de suicidarse cuando fuese lo suficientemente grande. En la madrugada, antes de salir de la casa le hizo el amor a su mujer por ultima vez, ella no lo supo, el le dio el gusto por tercera vez de que tuviera un orgasmo. Al llegar el crepúsculo vino a recogerlo a su casa un colombiano que hacia viajes en una camioneta vieja y destartalada que rechinaba en el parkway. Roberto trato de guardar en la memoria el beso que le dio a su hijo en la frente mientras todavía dormía y el adiós simple a su mujer que lo despidió en blúmers y desgreñada, mientras la camioneta avanzaba hacia el aeropuerto el colombiano no paraba de hablar de su vaina y que la vaina hermanito, aquí y allá. Roberto solo movía la cabeza en forma positiva mientras se grababa las calles de su Nueva York querido por última vez.
El vuelo hacia Cuscatlán estuvo pesado pues ya llegando a Guatemala la turbulencia sacudió al avión dos veces y los niños que iban en el avión se pusieron a chillar y unas viejas cerotas empezaron a rezar el rosario en voz alta, a Roberto eso no le molesto en absoluto, lo que le molesto fue que se acordó que antes de morirse el, estaba obligado a terminar con la vida de el que rompió su velo de inocencia, nomás el avión toco tierra guanaca todos los pasajeros aplaudieron y dijeron bendito sea dios, Roberto pensó que esas son las bayuncadas mas grandes que hacen los salvadoreños, aplaudir cuando aterriza un avión y darle gracias a un dios inexistente. Al entrar a la terminal de Comalapa no se molesto en recoger sus maletas pues no traía nada, se había pasado toda su vida viajando de el norte al sur llevando regalos y pisto a sus familiares desagradecidos que hora se portaban como unos hijos de puta cuando veían que no les llevaba nada. Roberto pensó en alquilar un taxi hasta San Miguel, pero después pensó en como los taxistas son muy platicones y no lo dejarían pensar en su trama, así que se subió en un bus que salía de el aeropuerto hacia la terminal de oriente de San Miguel, antes de subirse al bus se tomo dos diazepan y una coca cola, no sintió el viaje y solo despertó porque fue jamaqueado por el cobrador de el bus, ya todos los pasajeros se habían salido y el era el único que estaba recostado en la ventana del bus.
 Al salir del bus el resplandor de la tarde le segó la vista y casi cae de bruces en la polvazón de la terminal, se arrimo a un chalecito de una señora gorda y se sentó en un banquito de metal y pidió un refresco, las semillitas de chan le hicieron cosquillas en el cielo de la boca y le refrescaron un poco el galio, cuando termino el fresco ya sus ojos se habían acostumbrado al resplandor del atardecer que se mezclaba con humo de diesel y polvo de la calle, vio como la gente caminaba por entremedio de la calle con humo y polvo como si nada, empezó a caminar con la intención de coger un taxi e ir a espiar la casa de su infancia pero sin entrar, pero al caminar se fijo en un edificio nuevo que había frente a la terminal, camino hacia el y vio como en el centro de el arco el agua de una piscina con fuente lo llamaba con voz fresca y arrulladora, entro al hotel y pidió una habitación simple pero que tuviera una tina y además con vista a la piscina, subió por las escaleras con su maletín y desde las escaleras podo ver las piernas de una mucama que en el piso de arriba estaba agachada afanada trapeando el piso. El cuarto estaba calientísimo así que puso a todo dar el aire acondicionado y mientras ojeaba la guía telefónica se arrecosto en la cama con zapatos y con la puerta abierta, pareciera que la pedera de la diazepan no le había pasado pues fondeó de nuevo y cuando despertó el cuarto estaba oscuro con la puerta cerrada y sus pies sin zapatos, se levanto de romplon pensando que alguien se los había gueviado pero le alivio al verlos en el suelo, reviso su maletín y todo estaba en orden, su cartera con dos mil dólares, el pasaporte americano y dos mudadas. El había decidido que la mejor manera de inmolarse era emborrachándose con una botella de Flor de caña y cervezas pilseners, con su cuerpo metido en la tina llena de agua tibia, escuchando música clásica mientras leía El extranjero de Albert Camus hasta llegada la hora de cortarse las venas y meter las manos al agua y dejar que sus venas se ahuecaran. Pero sabía que primero necesitaba cumplir con la misión de terminar con la imbécil vida de Julián Restrepo. Salió del hotel con la intención de tomar un poco de aire puro y cenar en el comedor del hotel pero este ya estaba cerrado a las ocho de la noche, así que a esa hora se dirigió a la calle con la intención de buscar algo de comer, ya había disminuido la muchedumbre de la terminal y solo permanecían los vendedores en la aceras de la avenida amarrando con cadenas sus bancos y sillas, o poniéndoles carpetas a sus chunches para que no amanecieran mojados y así poder irse a casa. Roberto no encontró ningún lugar abierto y decidió caminar hasta la esquina donde vio un puñado de gente que se arremolinaba en un puesto de ventas y pensó que unas pupucitas de queso con loroco no le caerían mal, al acercarse al lugar se percato que el negocio no era de pupusas si no mas bien de "sándwiches " panes rellenos con pollo, así que no hizo mas que sentarse en una banco de madera y esperar su turno pacientemente. Al rato de estar allí, llego a sentarse una morena alta con dientes de oro y mirada coqueta, ella le sonrió a Roberto y el le devolvió el gesto. -¿Ya ratos esta esperando? -le preguntó ella. -No acabo de llegar. El se fijo en sus piernas roisas que asomaban de entre la minifalda azul y vio unas tetas magnificas que querían saltar de la apretada blusa negra.
 Cuando le toco su turno decidió cedérselo a la esbelta morena y ella se lo agradeció y mientras le hacían el pan con pechuga a la chera el indago su domicilio, ella le contó que no vivía en San Miguel, que era de Honduras y que trabajaba en un antro que había en la esquina, al despedirse ella lo invito a  tomarse una cerveza en su lugar de trabajo, el dijo que aceptaría la invitación después de comerse su pan con menudos. Cuando sacio su hambre Roberto se dirigió al hotel pero a mitad de camino se arrepintió y fue a buscar el chupadero de la esquina del cual le había hablado la morena guapa y que pudo distinguir al nomás llegar a la esquina por un rotulo iluminado con la cerveza nacional, el chupadero se llamaba "Comedor Continental". Roberto apresuro el paso pero en el camino se encontró con unos bolos que habían fondeado en la acera y tuvo que evadirlos, de repente uno de los borrachos se le planto enfrente y le dijo. -Amigo el fin del mundo esta cerca, váyase al paraíso ayudando a un bolito chuco aquí. Roberto soltó una carcajada por la ocurrencia del bolo y al mismo tiempo saco un dólar arrugado de su bolsillo derecho y se lo dio diciéndole. -Hermano dudo que me vaya para el paraíso, pues pienso que estoy de paso por el. El bolito le arrebato el billete y salió bamboleándose calle abajo buscando la cantina más cercana para comprarse una pachita de trenzuda.
Roberto pensativo por el encuentro fugaz con el bolo no se dio cuenta que había llegado hasta su lugar de destino, y antes de que tocara la puerta salió una chava joven con un arito que le colgaba de la nariz, ella le sonrió y lo invito a pasar adelante, ya estando adentro el se percato en que trabucos se había metido al ir a esa lacra de lugar, habían allí como cinco meseras de todas las edades y en una mesa de al lado estaba la morena que había conocido en la esquina, ella al verlo se levantó a saludarlo y regalándole un beso cerca de los labios, lo tomo de la mano y lo guió a la parte trasera de el chupadero donde había un corredor con tres hamacas, unas sillas, mesas y luego continuaba la cocina y los cuartos donde las empleadas pernoctaban, Roberto se sintió incomodo en ese recinto, le daba mala espina ese lugar quería descansar para poder planear su muerte y la del que en otro tiempo fuera su verdugo espiritual, entre platica y canciones se tomo mas cervezas de las que había planeado y ya medio borracho le pregunto a la morena si le gustaría irse a dormir con el, ella le contesto que si pero que el changarro lo cerraban alas dos de la mañana y apenas eran las diez de la noche, Roberto con la esperanza de dormir acompañado le dijo que la esperaría si ella quería y fue así como siguió emborrachándose en espera de la dama en mención. Los corridos vinieron y se fueron, también la música romántica de Alejandro Sáenz así como las pelazones de Axl Rose. En la madrugada cuando Roberto abrió los ojos ya no estaba en el bar, estaba de nuevo en su cuarto de hotel y por un momento pensó que había soñado que fue al bar, no se acordaba como fue que regreso al hotel pero al darse vuelta en la cama encontró el cuerpo de una mujer, ella, la morena estaba desnuda excepto por una tanguita roja que le ceñía ese cuerpo sensual, aun así, el no sabia como había llegado hasta ese lugar, solo recordaba haberle hecho una propuesta indecente a la chava, y ella aceptarla mientras el veía una doble imagen de ella y después entro en una nube difusa donde por ratos podía salir solo para escuchar las rancheras de la rockola y la mano de la morena que le acariciaba la espalda y le pedía mas dinero para las cervezas y la música.
 Al  sentir con su mano ese cuerpo calientito la sangre le agrando su miembro y empezó a bajarle la ropa intima a la morena para dejar ver un hermoso trasero moreno y redondo, se arrimo a ella y empezó a mover la parte baja de su cuerpo, ella despertó súbitamente y se dio vuelta, le sonrió y empezó a besarlo, metió su mano hasta alcanzar su pene y empezó a acariciarlo sin dejar de besarle la boca, cuando ella supo que el estaba lo suficiente excitado se encaramo encima de el y empezó a gemir con ternura para después pujar con mas fuerza y altura , ella logro su coito mucho mas antes que Roberto pues el tenia su mirada clavada en el techo del hotel, mientras pensaba y repensaba como deshacerse de Julián Restrepo, como encontrarlo y como planear la salida triunfal de este mundo de su enemigo mortal, al fin que ella de tanto jugar su cuerpo le encontró su punto G en medio de el escotrum logro que el terminara adentro, a el no le importo, al final sus días estaban contados y no volvería a ver a la morena nunca mas, pero ¿y si quedaba preñada? bueno esa seria culpa de ella por coger sin protección con cualquier extraño. Despertó de nuevo como alas once y media pues hacia una calor insoportable, la morena ya se había ido, el se levanto y fue al baño, allí en el espejo escrito con pinta labios estaba el numero de celular de la morena, abajo de los números una huella de sus labios gruesos y sensuales. Roberto se baño y cambiándose rápido salió hacia la calle, se subió en el primer taxi que le paro y le pregunto al motorista si conocía alguna funeraria por los alrededores, el taxista le dijo que la única que le recomendaba era la funeraria Nicaragua pues era de instalaciones modernas y de tal prestigio que" hasta los muertos se sentían orgullosos de que los velaran allí " A Roberto le dio risa la ocurrencia del taxista y pensó si el ya estando muerto se sentiría orgulloso por haber terminado con su vida y la de Restrepo, mientras enrumbaban para la funeraria tragaron humo de diesel de las camionetas destartaladas. Cuando llegaron al centro de la ciudad habían dos motoristas que se iban peleado por subir primero los pasajeros a sus camionetas viejas y cada vez que uno le pasaba al otro se puteaban soezmente, al llegar a la funeraria que estaba justamente frente a un parque donde antes hubo un hospital psiquiátrico pero que hoy solo la capilla católica quedaba como rasgo de la historia arcaica. Al entrar a la casa funeral no había nadie, era como si hasta los empleados se habían muerto ese día, como no vio a nadie se sentó en un sillón de cuero al fondo de una sala inmensa y empezó al leer el periódico que había en una mesita de mármol, veinte minutos después se abrió una puerta blanca y una joven alta y apuesta, venia bajándose la falda tratando de cubrir sus piernas, ella al verlo sentado con el periódico que le tapaba pensó para sus adentros que era la muerte que la estaba esperando, haciendo a un lado su pensamiento morboso por su acción interior saludo al recién llegado preguntándole si le podría ayudar en algo. Roberto dejo el periódico abierto como si tuviera la intención de regresar a seguir leyendo la pagina después de resucitar. Se dirigió ala chava jovencita y se presento solemnemente. -Mi nombre es Roberto Trejos y voy a suicidarme -le dijo- pero antes me gustaría pagar por los gastos de mi funeral.  

La joven con cara bonita y senos exuberantes con pezones todavía erectos testigos inocuos de lo que solo ella sabia estuvo haciendo unos minutos antes en ese cuarto misterioso, se quedo lívida por un momento y con su nerviosismo a flor de piel lo invito a sentarse en una silla al lado de el escritorio donde tenia una computadora personal. - ¿Y que clase de funeral le gustaría usted tener? - La verdad no se, por eso quiero que me enseñe las opciones que tiene para poder escoger la mejor. -Bueno mire tenemos paquetes de diferentes precio, ¿cuanto mas o menos desea gastar por toda la ceremonia? -No habrá ceremonia señorita, quiero pagar por que recojan mi cadáver de un lugar que les asignare y después quiero que me cremen, una vez cremado quiero que avisen a mis familiares para que ellos hagan con mi cenizas lo que yo les dejare dicho en mi testamento. La chava no pudo aguantar la curiosidad y le pregunto. -¿Y como sabe usted señor que usted se va a morir? -Que insensata es usted señorita ya le dije que me suicidare. -¿Pero señor esta usted seguro de lo que quiere hacer? -Estoy más que seguro de lo que quiero hacer. -¿Pero usted a hablado con sus familiares al respecto? -No, no necesito hablar con ellos sobre esto, es mi vida y yo decido por si mismo si vivo o muero. -Pero mire, este- ella se movió incomoda en su silla ejecutiva. -Mire señorita usted me esta poniendo muchos peros, ¿o me va a vender el paquete funerario que necesito o me voy a otra funeraria? la verdad no me importa donde o quien me queme. -Bueno esta bien, pero antes tendré que consultar con mi jefe para estar segura de que no estamos violando alguna ley al venderle un paquete de esta manera. -Bueno háblele y pregúntele ahorita. La muchacha empezó a ojear en una libreta buscando un número y cuando lo encontró levanto el teléfono rojo del escritorio y marco los dígitos. -¿Señor Ferluci? Si habla Roxana si, si de la oficina le estoy llamando, si fíjese que tengo un cliente acá que quiere que le venda un paquete funerario, si pero no es para alguien que se ha muerto si no que es para el mismo pues dice que tiene planeado suicidarse esta semana y quiere dejar pagado el servicio, si yo se, señor no mire, bueno esta bien aquí lo espero. A Roberto se le estaba acabando la paciencia pero al mismo tiempo disfrutaba el nerviosismo de la chava, casi se le veía que hasta la chiches le temblaban. - ¿Y que paso?- pregunto el desafiante. -Mire mi jefe es el director de la funeraria y viene en camino, quiere que lo espere cinco minutos. - Lo siento no tengo cinco minutos Roberto se levanto de la silla y extendió la mano en señal de adiós, la chera titubeo pero le estrecho la mano y reteniéndosela suavemente le dijo. -Mire no se vaya, espere unos minutos Don por favor, mi jefe llegara enseguida, mire siéntese y yo le serviré algo de tomar, ¿si?  -No, la verdad que tengo prisa por morirme. -Mire no sea malito, si usted se va mi jefe me regañara, no se vaya por favor, ¿si? Roberto sintió compasión por la chica linda y dirigiéndose al sillón le dijo. - Cinco minutos ni más ni menos ¿ok? -Esta bien, ¿Gusta de un cafecito? -Bueno, me gustaría un café negro sin cremora y con una cucharada de azúcar. -Perfecto señor ahorita se lo preparo. La tipa salió caminando hacia la puerta blanca, Roberto la siguió con la mirada, estaba linda, además de tetas hermosas tenia buenas nalgas y piernas de modelo, que la falda corta dejaba ver en todo su esplendor. Roberto tuvo la intención de abandonar la funeraria al nomás ver la chava perderse detrás de la puerta, pero se sintió culpable de que la chera no lograra la venta y se imagino la puteada que su jefe le propinaría, agarro el periódico y no siguió leyendo donde se había quedado, en su lugar busco las caricaturas y entre todas encontró una que le hizo tirarse una carcajada, en la caricatura estaba un tipo en un cementerio parado frente a su sepultura y leyendo su propio epitafio que decía "Aquí yace un gran hijueputa" Aún estaba riéndose cuando la muchachita regreso con el café, tambaleaba la taza y por un momento Roberto miro en cámara lenta la taza hacerse añicos en el suelo y la regazón de el liquido negro en el piso de celosía, pero recibió la taza en su mano que la chera le dio con una sonrisa.
Estaba en el cuarto sorbito de el café caliente cuando entro un tipo vestido de saco azul oscuro y corbata roja, el tipo le dio los buenos días a la secretaria y se dirigió a Roberto con la mano extendida, el tipo tenia una nariz grande y mirada diabólica, al dar la mano derecha un anillo de oro en forma de calavera relucía en uno de sus dedos, Roberto pensó lo excelente que le caía ser director funerario -Hola mi nombre es Ángel de Ferluci para servirle a usted. -Roberto Trejos. -Bueno mire vamos ir al asunto, mi secretaria me a dicho que usted tiene planeado acabar con su vida y quiere comprar ¿un paquete funerario? -Así es. -Pues no ay ningún inconveniente solamente quisiera saber si nos puede firmar un documento haciendo constar que nosotros somos libres de acuso por su fallecimiento, usted sabe por cualquier acción legal que su familia quiera tomar en contra de la funeraria. -Perfecto no hay ningún problema yo se lo firmo. Ángel de Ferluci levanto su mano derecha hacia el cielo y trono los dedos, la secretaria corrió a su lado. -Señorita prepare un documento para el caballero y hable con el señor Benvenuto para que venga enseguida y así ayudar al caballero. -Si señor enseguida lo hago.
-Mientras usted hace eso le enseñare nuestras instalaciones a Don Roberto y al mismo tiempo le explico de los paquetes que tenemos. ¿Me acompaña Don Roberto? Roberto pensó que al abrirse la puerta blanca al otro lado estaría las llamas del infierno, mas aun cuando vio a la secretaria y esta le guiño un ojo. Pero lo que encontró Roberto al pasar el umbral de la puerta blanca lo sorprendió. Era algo como... como un espejismo, todo el piso las paredes y el techo estaba forrado con espejos, espejos que de un lado se miraban diferentes que de los otros, o sea que si se miraba uno la izquierda se miraba uno normal, pero si se miraba uno a la derecha la cara y el cuerpo se le hinchaba y al mirar abajo se achicaba pero al mirar arriba uno se miraba mas fornido y alto, después pasaron a un cuarto que era una sala de velación, que mas parecía una discoteca moderna que una sala de velaciones, en las orillas de las paredes junto a los vitrales que daban a la calle habían unas urnas doradas con dibujos Egipcios, Roberto se acerco a ver las urnas y para su sorpresa al destapar una se encontró que estaba llena de cenizas. -Esas son las cenizas que nos sobran cuando cremamos a alguien.- le dijo Ferluci. Desde fuera la gente en los autobuses repletos miraban las urnas con curiosidad, otros volteaban la mirada hacia otro lado, no querían saber de la muerte, creían que llevaban una vida demasiado feliz como para pensar en la guadaña. Después llegaron a una puerta automática de vidrio, al abrirse Ferluci la pidió a Roberto que pasara adelante, era un elevador que los llevo dos pisos abajo, cuando entraron al elevador el olor a chuquía se metió en los nostriles de Roberto, este miro a Ferluci y este otro no hacia ninguna cara, es mas sonreía de una forma normal, mas bien picaresca, como cuando se disfruta de una broma dantesca. Caminaron hacia lo que su guía funeraria le decía es la morgue donde llegan los cadáveres todavía calientitos, al entrar a la morque todo era mas luminoso habían tres camillas de aluminio vacías en medio de la sala en las paredes de los costados estaban unos inmensos refrigeradores de acero inoxidable, era allí donde guardaban los cadáveres, en cada puertecita de los refrigeradores había una pantallita digital donde se podía leer el apellido y la temperatura dentro del refri, además habían una lucita verde y roja , Roberto no resistió la curiosidad por preguntar sobre las luces pispiliantes pues unos refrigeradores los tenían y otros no. -Los verdes son los que están reconocidos por sus familiares y listos para ser preparados para el viaje final, dijo Ferluci. -¿Y los rojos? -Esos son los que no han sido reconocidos o nadie se quiere hacer cargo de ellos. -¿Y que hacen con esos cadáveres?
-Se los entregamos a medicina legal y ellos según dicen los donan a universidades medicas de el país, pero según cuentan las malas lenguas ellos están sacándole los órganos y se los venden a los gringos y Alemanes. Roberto pensó en George el hijo del dueño de la factoría donde trabajaba en Nueva York y del trasplante de pulmón que tuvo, el viejo decía que pagaba el dinero que fuera con tal de salvar a su hijo.
 Cuando subieron al primer piso lo hicieron por las escaleras y en las paredes habían calaveras pintadas con sangre y palabras diabólicas mezcladas con la imagen de la cruz al revés e imágenes de la santa muerte. Ferluci le contó a Roberto de como un día un grupo de feligrés satánicos forcejearon la puerta trasera de la morgue y entraron a robarse cadáveres para unos ritos diabólicos que hacían en la colonia Dolores y al salir dejaron pinturujeadas las paredes para que supieran quienes habían sido los de la profanidad. La secretaria estaba aglutinada en el computador personal viendo en Youtube el ultimo desfile de los ángeles de Victoria’s Secrets y no sintió la llegada de Ferluci y Roberto, no fue hasta que Ferluci hizo un ¡Ejem! con su garganta que la chica giro su cuerpo con cara de monja reprimida. -Uy Don Fer, me asusto.
Ferluci dejo ir una mirada picara a la secretaria y puso su mano izquierda sobre Roberto para encaminarlo a la sala de espera, Roberto sintió que su hombro izquierdo le quemaba la piel y disimuladamente le zafó la mano a su guía y Ferluci sonriendo se dirigió a saludar al viejo gordo que estaba sentado en la sala de espera apagando con ligereza un cigarrillo en el cenicero. Roberto se imagino que el soplado era Benvenuto el abogado de la funeraria y no erró, el tipo al ver a los dos hombres dirigirse hacia el hizo un esfuerzo quijotesco para levantar su masa de grasa mezclada con células, toxinas, neuronas y protones, extendiendo su mano saludo a los dos cabrones. Después de firmar varios documentos y cerrar el trato con apretones de mano mas el guiño de ojo de la secre, salió Roberto a la ardiente calle con fines de irse a buscar a la morena y acostarse con ella, camino calle abajo buscando el centro de la ciudad, caminaba despacio y de vez en cuando miraba hacia atrás con la intención de hacerle parada al primer taxi que pasara a su lado y así llegar mas rápido al cuerpo desnudo de la mujer piel canela, pero ningún taxi paso, era como si los taxistas estuvieran en huelga ese día y no transitaban mas, así que Roberto perdiendo las esperanzas se metió a una calle sin nombre para poder pensar un poco, meditar y decidir como liquidar y atormentar su verdugo que aunque solo lo hizo una vez, fue suficiente para dañarle el resto de su vida. Mientras caminaba miraba tiendas de variedades y boutiques a las que solo los pudientes de la ciudad tenían acceso, de vez en cuando encontraba el portón de una casa abierto de par en par y al fondo un viejecito o viejecita meciéndose en su mecedora mirando las flores de veraneras. En su afán de vitriniar no se dio cuenta adonde había llegado hasta que levanto la vista y vio una cúpula con pintura blanca descascarándose y fue en ese momento en que la cólera y el nerviosismo lo atacaron y sintió que una llamarada de tusa le quemaba la cara, aún así tuvo valor para caminar hasta donde estaba la base de la cúpula, la iglesia del Rosario, ya enfrente no se detuvo a ver los nuevos laureles de la india que adornaban la entrada de la iglesia, tampoco se percato de las imponentes puertas de madera al estilo francés con sus clavos y ribetes antiguos, mucho menos de las nuevas bancas que habían sido donadas por las hermanas de la caridad, el enrumbo directo hacia el altar mayor y ya estando allí siguió derecho a hacia atrás del altar sabiendo el de memoria donde estaba el cuarto de la curia, ese era para Roberto el altar mayor, allí donde aun siendo niño perdió su virginidad anal sin su consentimiento, creyendo fielmente en la palabra del cura y la fe de un dios, un dios indiferente que lo había abandonado cuando mas lo necesitaba.
 Cuando entro al cuarto Roberto se dio cuenta que el tiempo nunca había entrado en esas estancias, estaba igualito como cuando el lo vio por ultima vez el veintiuno de Noviembre de mil novecientos ochenta y ocho, el día en que el cura de la parroquia lo violo después de dar la misa conmemorando el natalicio de la patrona de la ciudad, y justamente allí arriba frente a el se encontraba el cuadro de la vieja puta esa, la gran patrona señora de la paz, la que nunca le ayudo a tener paz después de la agresión del príncipe de la iglesia, aun hoy veinte años mas tarde que el la miraba ella lo contemplaba igual que antes como que si el fuera nada, una basura, un mueble mas en el cuartucho que muchos consideraban sagrado pero para el era un lugar infame y desgraciado. A Roberto le dio cólera ver como la puta virgen lo miraba altanera y omnipotente desde la parte alta de la pared, Roberto miro a su alrededor y vio un tubo con una asta de donde se pone la bandera del vaticano y lo agarro con fuerza lanzándolo hacia el cuadro en la pared, con tanta rabia lo hizo que la punta de la lanza rompió el vidrio de el cuadro mandando los cristales a volar por los cuatro costados del recinto y cayéndose el marco quedo la imagen de la susodicha bien arrugada en el suelo. A la conmoción de el hecho se asomo un monaguillo en calzoncillos por detrás de el altar mayor, el mono al ver a Roberto con sus ojos sobresaltados de la ira corrió de regreso por donde vino y fue así como Roberto decidió seguirlo, el monaguillo al ver que era perseguido grito el nombre del padre y al hacerlo cayo de hocico frente a la entrada de otro cuarto que daba a los dormitorios de la sacristía, el bicho al ver que Roberto se le abalanzaba, el como niño bueno se persigno y usando los dos dedos angulares hizo la señal de la cruz, Roberto ni lo vio, paso de lado directo al dormitorio donde pensó hallaría al cura pederasta que le desgracio su vida, y no se equivoco el cura estaba en lo mejor de tratar de ponerse la sotana, estaba abrochándose un pantalón caqui y tenia puesta una camiseta blanca, el cura al ver a Roberto en la puerta no lo reconoció de inmediato fue hasta que lo saludo mientras su victima lo estudiaba que el curita se dio cuenta que era el ultimo día de su vida. El cura saco fuerza de flaquezas y saludo al recién llegado. -Bienvenido la casa de dios hijo.- Le dijo. - Bienvenido al infierno hijo de puta- Contesto Roberto, acercándose hacia el cura y lanzándole una trompada que mando al cura con catapulta reversa hacia la cama aun sin arreglar. -Por el amor de dios hijo... -Por el amor de la puta que te parió maricón de mierda, no se te ha quitado la maña de violar monaguillos- dijo Roberto al tiempo que le propinaba una patada en los testículos. El curita se retorció en el suelo y quedo allí acurrucado gimiendo al lado de la cama, Roberto espero a que levantara la cara para decirle. -¿Te acordas de mi viejo hijo de puta? El cura lo vio con el ojo que todavía le quedaba medio abierto y movió la cabeza en forma positiva. -¿Te acordas que me violaste cuando yo tenia dieciocho años? ¿Te acordas padre cerote?
 El cura se quedo inmóvil como si su inmovilidad fuera la fuerza para buscar en el disco duro de su mente los hechos pasados. Se acordó de Roberto sin la barba ni la panza, tenia buen cuerpo en ese entonces, pero no dijo nada. Roberto al ver que no le contestaba se encolerizo más y le dio un puntapié en la cara, el cuerpo del príncipe de la iglesia se fue hacia atrás de la cintura para arriba, para después retroceder a su estado anterior. Roberto busco a su alrededor un objeto contundente con que sonar al cura pederasta, pero lo único que encontró fue un crucifijo dorado de metal colgado de la pared, lo agarro con las dos manos y lo alzo sobre su cabeza y rezo: “Ni los inicuos ni los pederastas ni los maricones entraran al reino de los cielos” y dejo caer el crucifijo con todas las fuerzas de su ser, el sonido que hizo el metal al romper el cráneo del cura fue inaudible, pero Roberto siguió subiendo el armatoste de metal una y otra vez y lo descargo con todo el odio de su ser. Al salir a la calle podía escuchar como las sirenas de los carros patrulla se acercaban, dio media vuelta y enrumbo por las calles traseras de la iglesia El Rosario, fue en una de esas calle que se encontró a un viejito carretonero que lo miro con cara de hambre y Roberto se paro a preguntarle si le podía hacer un viaje, el viejo le miro la camisa ensangrentada y titubeó pero le dijo que si y Roberto se subió al carretón y se acostó en el piso, el viejo lo cubrió con unos sacos de yute y se encaminaron hacia un rumbo desconocido. Cuando Roberto despertó de un sueño que pensó era una pesadilla se encontró que su espalda le dolía por haber dormido en el piso de madera de el carretón de el viejo, trato de ambientarse en el lugar donde estaba y no lo logro, el lugar parecía ser una bodega donde todos los carretoneros guardaban sus cacharros y vio como uno que otro individuo dormía dentro de sus propios carretones. Roberto se bajo del carretón y al hacerlo vio que al lado del carruaje estaba el viejo dormido sobre unos periódicos y tuzas que le servían de colchón. Se saco un billete de veinte dólares y se lo metió dentro de la bolsa de la camisa del viejo, este se medio despertó y al ver el dinero en la mano de Roberto lo agarro y se lo metió a la bolsa del pantalón diciendo. -Vaya con dios amigo -y volvió a dormirse. Roberto abrió el portón lo más dócil que pudo, pero eso fue suficiente para hacer chillar las bisagras del portón, vio como uno que otro carretonero se movió solo para volver a dormirse de nuevo. Al salir ala calle se dio cuenta que era de madrugada y caminó hasta el parque Barrios donde uno que otro bolito roncaban en las gradas de la entrada o subidos en tapescos de algún negocio vació. Cuando llego a la octava calle vio venir un taxi y le hizo parada, el taxista paro a medias temeroso que fuera alguien para robarle, y se asusto al ver la camisa de Roberto todavía manchada de parches ocres oscuros de la sangre ya seca, Roberto le dijo al taxista que temprano unos bolos quisieron verguearlo, pero que el se defendió, enseguida saco un billete de a diez dólares y se lo dio al taxista. - Solo llévame frente a la Terminal y me cobras lo que vos querrás. El taxista le hizo un ademán con la cabeza para que se subiera. No platicaron mucho y al bajarse Roberto frente al hotel, el taxista no dio señal de que le devolvería el cambio a Roberto, así que el mejor se encamino hacia la entrada principal del hotel y golpeo la puerta de entrada.
El sereno que cuidaba el hotel le pregunto que quería y Roberto tuvo que identificarse con su nombre y numero de cuarto que ocupaba en el hotel, el tipo no confiando aun le pidió a Roberto que mostrara las llaves de su cuarto por debajo de la rendija de la puerta y así lo hizo, fue entonces que el sereno movió ruidosamente los pasadores de la puerta metálica para dejarlo entrar. Roberto se disculpo con el tipo por llegar tarde y le dio un billete de cinco dólares, el vigilante se lo echo sin miramientos a la bolsa de la camisa y le dijo a Roberto que tenia compañía en el cuarto, que la mujer morena que había llegado con el ayer temprano había regresado y había pedido que la dejaran entrar al cuarto de Roberto, el agradeció al tipo y subió las escaleras hasta el cuarto piso del hotel. Al abrir la puerta encontró a la morena exótica durmiendo con su cuerpo desnudo excepto por una tanguita delgada blanca que adornaba su trasero, el se acostó con todo y ropa a la par de ella tratando de no despertarla y se sumergió en un sueño profundo. Fue despertado por la voz de la morena que hablaba con alguien por su celular, lo hacia en el baño pero su voz sensual llegaba hasta los oídos de Roberto y fue suficiente para darle una erección, cuando finalmente dejo de hablar camino hasta la cama y se sorprendió de ver a Roberto despierto, el se sorprendió aun mas de ver lo sexy que ella se miraba sin brazier y con esa tanga blanca, la llamo hasta la cama y supo que esta seria la ultima vez que le haría el amor a una mujer, ella también lo intuyo y al sentir la aspereza de sus manos acariciar su cuerpo, las lagrimas empezaron a brotar de sus hermosos ojos almendra, el no quiso preguntarle el motivo de su llanto, se amaron en silencio entregándose uno al otro si ningún pudor, al terminar se quedaron en silencio uno al lado de otro en la cama mirando hacia el techo del cuarto, fue ella que al final rompió el silencio. -Presiento mi amor que esta es la ultima vez que estaremos juntos- dijo sin mirarlo a la cara. El no dijo nada siguió hurgando al techo, ella se levanto se tomo un baño y después de ponerse la ropa, le dio un beso al estilo Francés a Roberto y se despidió diciéndole. -Gracias por estos momentos lindos que me hiciste pasar, quiero que sepas que donde yo vaya allí estarás tu en mis pensamientos.
El sonrió le dio un beso en la frente y ella salió moviendo sus nalgas sensuales mientras Roberto siguió con su mirada la silueta de su cuerpo sabiendo que sus minutos estaban contados. Telefoneo el servicio de el hotel y ordeno un desayuno continental, mas una botella grande de ron flor de caña, doce pilsener y además pidió que le prestaran una grabadora con tocadiscos compacto. Se levanto y fue al baño, empezó a llenar la tina de agua caliente y busco en su maletín una hoja de afeitar que trajo para la ocasión, un cede pre-grabado con las canciones que considero serian apropiados para su partida mientras preparaba el ultimo ritual de su vida se dio cuenta de que los sentimientos íntimos se le venían encima, se sentía débil y sin ganas de terminar su misión personal, el sabia de antemano que esto podría pasar pero pensó que pasaría después de meterse mas de siete cervezas, nunca pensó que seria antes y menos sobrio, y ahora mientras escuchaba el ruido del chorro llenando la tina los ojos también se le llenaron de lagrimas y sintió temor a la muerte, pero ya no tenia otra opción, el contrato estaba firmado y a las dos de la tarde los de la funeraria llegarían a traer su cuerpo inerte y ahora estaba con cagazón, pero se repuso, llamo de nuevo al servicio del hotel y ordeno a la persona en la otra línea que por favor se apurara y que no se le olvidara la grabadora.
Por un segundo Roberto tuvo la intención de echarse para atrás y no suicidarse, pero ya todo era parte del plan, además si no lo hacia tarde o temprano la policía lo pescaría y lo harían desfilar amarrado con grilletes y cadenas por las calles de San Miguel como un delincuente común, y la gente le escupiría la cara y le tiraría tomatazos y agua helada de rabia sabiendo que para ellos era solo un asesino de curas. Los golpes en la puerta lo sacaron de las calles de San Miguel por donde vagaba su mente y abrió la puerta, el mozo del hotel llevaba una carretilla con lo que Roberto había pedido, el mozo entro al cuarto e hizo el mate que arreglaba la carretilla con el desayuno pero no hizo nada solo se limito a mirar a Roberto y con solo la mirada le estaba pidiendo propinas a gritos. Roberto le dio cinco dólares y lo despacho hacia afuera, abrió las portaviandas del desayuno y el cuarto se lleno de olor a huevos fritos y a frijoles licuados, tapo todo de regreso solo se sirvió un café con leche y se empezó a desnudar, una vez desnudo y mientras tomaba sorbitos de café se sentó en la orilla de la cama y saco de su maletín una grabadora digital y empezó a grabar sus ultimas palabras. Dejo el grabador con el dinero de el pago del hotel sobre la mesita de noche y se fue al baño llevando consigo la grabadora, regreso a llevar la botella de ron y las cervezas que para su admiración estaban bien heladas, puso todo a la orilla de la tina, enchufo la grabadora y puso el cede, se metió ala tina abrió la botella se dio un buen trago de ron y lo bajo con una cerveza, así siguió con los ojos cerrados escuchando la música clásica hasta que sintió que el agua de la tina se enfriaba y encendió el chorro de agua caliente de nuevo, se tomaba dos cervezas y dos tragos por canción, ya iba por la cuarta cerveza y los gritos de María Callas al termino de su "Del Tuoi La Madre" , lo inspiraron y supo cual canción seria la que lo acompañaría en su viaje final, agarro la Gillette y primero se corto las venas de la muñeca izquierda después las de la derecha, metió las manos en el agua caliente mientras la canción empezó a sonar y la voz masculina de Jerry García le perforo la oscuridad para darle un poco de luz en el viaje con su voz que decía: "Some times the light's all shinin' on me, other times I can barely see. Lately it occurs to me what a long, strange trip it's been." El viaje, el que había comenzado en mil novecientos sesenta y ocho y terminaba hoy. Roberto sintió como su sangre fluía y se mezclaba con el agua caliente y la voz de María Callas interpretando "Tutte le torture" de Mozart lo arrullaba y vio con los ojos serrados como caminaba hacia un túnel morado y sintió como su cuerpo se desintegraba………